20 Nov
20Nov

Por Pilar García

En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental. - Daniel Goleman -

BIOGRAFÍA:

     El psicólogo clínico, autor y periodista, Daniel Goleman, nace el 7 de marzo de 1946 en la ciudad californiana de Stockton. Desde muy temprana edad, estuvo inmerso en un entorno lleno de "amor, consciencia social, espíritu de servicio y una infinita curiosidad intelectual", proporcionado en gran parte por sus padres.

     Su padre, el filólogo y catedrático de literatura Irving Goleman, nació en 1898 dentro de una familia de ascendencia rusa-hebrea. Sus estudiantes lo describían como alguien de mente aguda, empático, apasionado y con un gran espíritu humano. En 1932 contrajo nupcias con la socióloga y activista Fay Weinberg, perteneciente a una familia bielorrusa y que se caracterizaba por contribuir continuamente a institutos de asistencia social y causas humanitarias; incluso después de su retiro, daba hospedaje gratuito en su casa a estudiantes universitarios de escasos recursos.

     Ambos tuvieron tres hijos: Judith (la cual se dedicaría a investigar sobre distintas Teorías de la Educación), Deborah (arqueóloga y madre de la aclamada escritora y periodista Naomi Wolf) y Daniel. Su enseñanza y ejemplo le sirvieron al psicólogo como la motivación que moldearía su trabajo en años posteriores.

     Ingresó al Amherst College ubicado en Massachusetts, y cuenta que el cambio lo experimentó como un gran choque cultural que no le permitió adaptarse a la vida universitaria al inicio. Con ayuda de la institución volvió a su natal California, para luego estudiar unos años en la Universidad de Berkeley en San Francisco. Finalmente regresa a Amherst y se gradúa con honores de aquella institución.

     Consigue a través de la Ford Foundation, una beca para estudiar Psicología Clínica en la Universidad de Harvard; su deseo era profundizar en el conocimiento de la mente humana de forma interdisciplinar, estudiándola a través de la antropología y la sociología.

     Durante este período viaja a la India, donde se dedica a investigar sobre antiguas psicologías de la región y la disciplina de la meditación. Estas experiencias influyeron en su tesis doctoral, la cual estuvo orientada a reconocer la importancia de la meditación como remedio para el estrés.

     Consigue una beca para estudiar el Posdoctorado en antiguas psicologías asiáticas, y al concluir sus estudios, es planteado con la propuesta de trabajar en la revista Psychology Today, la cual lo orilló a tomar un curso de periodismo que sentaría las bases para su carrera.

     Finalmente es contratado en 1984 por el New York Times, donde laboraría a lo largo de los siguientes 12 años. Aprende mucho trabajando para el periódico, pero al mismo tiempo tiene curiosidad sobre temas que no son tan populares para la empresa, como el vínculo existente entre las emociones y las funciones cerebrales. 

     Es así como en el año de 1995 publica su libro "Inteligencia Emocional", el cual resultó ser todo un éxito con más de 5 millones de copias vendidas y traducido a 40 idiomas. Es importante mencionar que aunque este libro resultó ser uno de los pilares del cambio hacia el conocimiento del hombre emocional, no ha sido actualizado en los últimos años, lo que resulta contraproducente ya que, en palabras del autor, con los avances científicos y tecnológicos actuales, se enriquecería mucho más este tema.

     Fue uno de los fundadores del "Grupo Cooperativo para la Formación Académica, Social y Emocional" del Yale Child Studies Center, el cual luego llegaría a la Universidad de Illinois en Chicago; así como del "Consorcio para la Investigación de la Inteligencia Emocional", ubicado en la Universidad de Rutgers en New Brunswick, New Jersey.

     Se ha casado dos veces, su actual esposa es la también psicóloga clínica Tara Bennet; tiene dos hijos y es abuelo.

INTELIGENCIA EMOCIONAL:

     Emoción viene del latín moveré, el cual significa "movimiento hacia". Engloba todas las reacciones y disposiciones biológicas a la acción, moldeadas a través de nuestro contexto cultural y experiencias vitales.    

    La revista "Harvard Business Review" define a la Inteligencia Emocional como "un concepto revolucionario de noción arrolladora, una de las ideas más influyentes de la década en el mundo empresarial".

     Daniel Goleman menciona que la Inteligencia Emocional incluye habilidades como el autocontrol, la empatía, el entusiasmo, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo. También menciona que estas habilidades emocionales son susceptibles a aprenderse y perfeccionarse a lo largo de toda la vida.

     Este concepto ha estado presente a lo largo de la historia de la psicología; Edward L. Thorndike definió en 1920 a la "inteligencia social", como la habilidad para comprender y motivar a otras personas; y David Wechsler mencionó en la década de los 40´s, que ningún test de inteligencia podía ser considerado válido si no se tenían en cuenta los aspectos emocionales del individuo que lo presentara. Aunque no fue sino hasta el año 1985 que el término apareció por primera vez en la tesis doctoral de Wayne Payne: "Un estudio de las emociones: el desarrollo de la inteligencia emocional".

     La inteligencia emocional, habla de nuestra capacidad para dirigirnos con efectividad a los demás y a nosotros mismos, la facilidad con la cual reconocemos nuestras emociones y nos automotivamos con el fin de evitar las frustraciones y controlar nuestros impulsos.

     Daniel Goleman menciona en su libro, que existen cuatro dimensiones básicas que conforman este concepto:

  • Autoconocimiento: la capacidad fundamental en la que se basan todas las respuestas emocionales. Es la continua habilidad que tenemos para elaborar y observar nuestros procesos de pensamiento y emociones. Se trata de la capacidad introspectiva del sujeto para buscar sentido a cada una de las situaciones a las que se enfrenta en la vida. En palabras de Goleman: "los autoconocedores, tienen una visión clara de sus emociones cuando se presentan. Gracias a esto conservan un equilibrio psicológico y visión positiva de la vida".
  • Automotivación: la habilidad que tenemos para orientarnos en nuestras metas, recuperarnos del estrés y frenar los excesos emocionales.
  • Consciencia Social/Empatía: la cual nos permite estar en sintonía con la gente que nos rodea y entender qué es lo que están sintiendo. Sólo el 10% de nuestras reacciones emocionales son verbales, así que esta habilidad resulta de gran utilidad cuando se trata de entender a los demás.
  • Habilidad para relacionarnos con los demás: incluye la capacidad que tiene el ser humano para ser asertivo y conectar de forma positiva y respetuosa con otro ser humano.

Por último, el profesor Goleman enfatiza alguno puntos en los que sería necesario trabajar si nuestra meta es desarrollar una mayor consciencia emocional:

  • Detectar la emoción detrás de cada uno de nuestros actos.
  • Ampliar nuestro lenguaje emocional.
  • Controlar pensamientos para controlar acciones.
  • Entender el mundo emocional del prójimo.
  • Practicar la asertividad y mejorar nuestras habilidades sociales.
  • Automotivación en cada uno de nuestros obstáculos.

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