El asalto a un banco, empleados retenidos en contra de su voluntad, el cumplimiento de la demanda del perpetrador y la esperada liberación de las inocentes víctimas. Suena como el final perfecto a una situación de crisis, ¿no es verdad? Pero, ¿qué pasaría si comenzaras a sentir afecto hacia tu secuestrador?, dejar la situación de abuso se tornaría en toda una pesadilla...
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