Por: Diana García.
¿Alguna vez te has preguntado qué sucede con aquellas personas, que constantemente o como forma de vida, no hallan la vida de otra manera que no sea siendo las víctimas de todo y todos?, y tú seguramente pensarás ¿de verdad lo son?, ¿acaso existe alguien que de verdad las nubes negras le sigan?, que justo a toda persona que conocen las hace trizas, nadie las aprecia, todos buscan hacerle daño, todo mundo las odia, todo mundo es grosero con ellas, todo mundo quiere dañarlas y un sinfín de “ofensas”.
Resulta ser que la persona es así y seguramente estaremos hablando de “La típica víctima”, pero ¿realmente está persona es funcional? Por desgracia no, no es funcional y no es sana, no se trata de desmentir a nadie, pero quizás sí podemos comprender de dónde viene esta peculiar forma de vida, y es que por desgracia, estas personas terminan haciendo de la “victimización” una forma de vida constante y permanente. Hay que aclarar que cuando hablamos de “Víctima” no lo hablamos con la connotación teológica, sino más bien psicológica desde lo moral.
¿Qué es el victimismo? Es una tendencia psicológica de culpar a otros de todo lo que les pasa, algo así como “deformación de la realidad”, la persona no es capaz de realizarse una autocrítica, librándose según ella de la responsabilidad de cargar con sus propias culpas ante situaciones familiares, sociales o laborales, la persona tiene incapacidad de responsabilizarse de cualquier hecho negativo y por tanto tiende a exagerar y distorsionar los hechos que le ocurren.
La persona que tiende a victimizarse, comúnmente realiza juicios pesimistas, trata de forzar a toda costa la compasión de los otros, transmite pena y muchas veces prefiere mostrarse débil y desamparado, pero en vez de ayudarle a crecer es un obstáculo para su desarrollo y su bienestar ya que convierte al sufrimiento en una “forma de vida”, que involucra a su familia y gente cercana, una forma que no construye, sino que destruye a todo aquello que alcanza, ya que siempre está en búsqueda de un culpable, lo cual se convierte en algo patológico, porque puede llegar a inventar historias o magnificar hechos o palabras con tal de quedar como alguien bueno e indefenso.
“La victimización”, es un patrón que complica la estabilidad y el bienestar emocional de la persona que lo sufre, así como también tambalea la estabilidad de pareja o de la familia, ya que la persona no es capaz de aceptar errores y a toda costa tratará de convencer a todos que la única persona que sufre es ella, difícilmente se conecta con los sentimientos de los otros ya que se mantiene preocupada y ocupada en su patrón psicológico, y si alguien llega a contradecirla, es capaz de atacar y criticar porque se siente ofendida por aquellos que no le den la razón, para esta persona que lo sufre todas las demás personas son malas, menos ella y de igual manera le parece o piensa que la mala suerte le persigue.
Pero la “victimización”, tiene un punto muy malo, no solo el que este tipo de persona vea sus circunstancias y a todo el mundo como algo malo, sino también que toda esta negatividad le resta fuerza y le quita energía, ya que se cree y vive su rol a toda costa y contra todos, los errores de los demás le parecen intolerables y sus propios errores no los acepta jamás, considera que todo es culpa de los otros y todos los demás le tienden trampas para hacerle caer en el error, pero según ella nunca hace nada malo a nadie y jamás lo ha hecho, por tanto se ofende ante los otros y les guarda rencor hasta de los más mínimos detalles.
Cuatro rasgos que identifican a estas personas:
Por último, sería importante no descartar la posibilidad de que existen tanto víctimas conscientes como víctimas inconscientes; las “víctimas conscientes” son aquellas que hacen lo posible por manipular las situaciones a su favor con claro objetivo y tratando de que cualquier hecho que las implique las descarte o exonere, ya que a toda costa tratarán de mostrarse desamparadas e indefensas ante los otros, para conseguir lo que quieren; por el contrario las “víctimas inconscientes” no tratan de manipular a nadie, pero tienden a tener una idea pesimista de la vida, como si de verdad la vida les volteara las oportunidades.
Enfrentar a la persona que se “victimiza” no sería del todo adecuado ya que muchas veces esta persona puede magnificar las cosas y puede salir contraproducente, lo más recomendable es sugerirle que vea un especialista (psicólogo o en situaciones críticas un psiquiatra). La persona que se enfrente a una persona así, siempre debe tener en cuenta que no debe involucrarse en el juego y dejar que la persona no logre comprender que está mal, porque le está haciendo un daño mayor, no tomárselo personal ya que es un problema psicológico que sufre la persona o que bien puede agravarse y estar presentado un trastorno de “personalidad negativista”.
En conclusión, no olvides que a fin de cuentas la “victimización”, desafortunadamente termina siendo una necesidad de vida de la persona que lo sufre, aunque hay que tomar en cuenta que si está haciendo o inventándote una historia que no es cierta, aunque sea difícil hay que tratar de entender que es una persona que está enferma y que al igual que muchas enfermedades físicas, las emocionales son dolorosas y crónicas igualmente para aquellos a quienes les inventan historias o tergiversan la realidad, pues la realidad de estas personas que se victimizan termina siempre saliendo a la luz y está a voces entre la familia y amigos. Al final el dolor más fuerte que puede existir, y no lo olvides, es de aquel que lo padece y no de aquel que sabe bien quién es.
Terapia Recomendada:
Terapia Cognitivo Conductual.
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