10 Jan
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Por Pilar García

     ¿Somos introvertidos o extrovertidos?... esa es la cuestión.

    ¿Alguna vez te has hecho esta pregunta? Tal vez hayas notado que te gusta pasar tiempo contigo mismo, que tienes una habilidad envidiable para concentrarte en una sola actividad y bloquear al mundo externo o que eres muy buen observador. Tal vez prefieres estar rodeado de un gran número de personas, no te gustan las tareas repetitivas y prefieres compartir tus sentimientos con tus seres queridos a afrontarlas solo. 

     Estos conceptos aparecieron por primera vez en el trabajo del psicoanalista Carl Gustav Jung. En su trabajo, una persona introvertida es descrita como alguien cuya energía está orientada al interior y una persona extrovertida prefiere prestar atención a los estímulos a su alrededor (imágenes, sonidos, etc.)

¿Cómo identifico a una persona Extrovertida?

     La persona extrovertida obtiene su energía a partir de compartir momentos con los demás.

     Una persona extrovertida ama estar rodeado de personas, lo verás con un grupo grande de amigos o en reuniones constantemente. Gustan ser el centro de atención y necesitan que los estímulos a su alrededor estén en constante cambio ya que si no es así pueden llegar a aburrirse rápidamente. Les cuesta menos trabajo compartir sus pensamientos y sentimientos; y suelen ser descritos como individuos cálidos, divertidos, llenos de energía y buenos compañeros.

¿Cómo identifico a una persona Introvertida?

     La persona introvertida obtiene su energía a partir de los momentos que comparte consigo mismo.

    Una persona introvertida usualmente tiene un grupo íntimo y cercano de amigos; puede llegar a tardar bastante en desarrollar confianza con alguien más , pero sus relaciones son bastante duraderas. Son buenos observadores y su participación en entornos sociales se aprecie en forma distinta. Son sumamente reflexivos y tienen un mundo interno muy rico.

¿Hay algún punto medio?

    Sí, así es. No existen las personas puramente introvertidas o extrovertidas, y es por esa razón que con el paso del tiempo se consolidó otro término distinto: la Ambiversión.

     Una persona ambivertida comparte rasgos de la extroversión y también de la introversión.

¿Y qué pasa en nuestro cerebro?

    Realmente no hay diferencias significativas a nivel estructural cuando se compara el cerebro de una persona extrovertida y una persona introvertida; sin embargo, se ha visto que las personas introvertidas tienen un aumento considerable en el flujo sanguíneo de los lóbulos frontales y el tálamo anterior (áreas que se encargan de la planeación y solución de problemas), mientras que el flujo sanguíneo en las personas extrovertidas aumenta en zonas como el tálamo posterior y la ínsula posterior (encargadas de la interpretación de datos sensoriales).

     Para concluir este tema, es importante mencionar que cada persona experimenta su introversión y extroversión de formas distintas. Conocer cómo se manifiestan estas actitudes, nos puede auxiliar a entender porqué reaccionan nuestros seres queridos de distintas maneras ante varias situaciones así como a profundizar en nuestro autoconocimiento.

¿Y tú ya te identificaste?

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