13 Apr
13Apr

Por Pilar García

"Los que aman profundamente nunca envejecen, pueden morir de vejez, pero mueren jóvenes                              -Arthur Wing Pinero -

     Otro año, otro cumpleaños... ¿qué es lo primero que te viene a la mente?, ¿felicidad por haber vivido un año más, o tal vez tristeza o presión por el tiempo que parece escurrirse entre tus dedos?

     ¿Por qué sucede?

     ¿Cómo podemos detenerlo?

     Si buscamos en el diccionario de la Real Academia Española la definición de tiempo, nos encontraremos con la siguiente palabra: Oportunidad. Y es que, en realidad el tiempo es eso, ¿no te parece?, cada día nos da una nueva oportunidad de intentar algo diferente o experimentar aquello que más deseamos.

     Cuando somos niños, cumplir un año más, representa la apertura de muchas posibilidades distintas. Un nuevo año escolar, la oportunidad de hacer nuevos amigos, incluso el saber que vas a tener más responsabilidades porque te estás convirtiendo en un "niño grande". Las fiestas infantiles están llenas de colores, música y globos... y arriba del pastel no pueden faltar las velas que nos recuerdan nuestra nueva edad.

     Sin embargo, para muchas personas algo sucede cuando alcanzan la adultez. De repente decir su edad parece convertirse en un castigo y deja de ser un orgullo. Muchos mienten sobre este dato o se rehúsan a compartirlo con otras personas; su semblante se torna triste y vacío... parece ser que el tiempo se ha convertido en un ladrón para ellos, un invitado incómodo que llega puntual cada año en la misma fecha para recordarles de todo lo que se están perdiendo.

     ¿Pero te has puesto a pensar que tal vez el tiempo no es el ladrón que percibes?, sino tu mejor aliado.

     Esas velas del pastel que tanto miedo tienes de apagar, no son más que el mejor regalo que puedes estar recibiendo, el único que recibes sin condición... otro año más para vivir tu vida. Con él llegan otros regalos distintos; la oportunidad de estudiar aquello que siempre has deseado, conseguir el trabajo que te satisface, estar presente para convivir con tu familia y amigos, reinventarte miles de veces porque la piel que habitabas ya te queda chica...

     ¿Te das cuenta?, estás ganando más de lo que imaginas perder...

     Así que la próxima vez que esa fecha llegue, por favor cierra tus ojos un momento y piensa en todas las posibilidades que te puede traer ese nuevo año... todas y cada una de ellas son tuyas, lo único que tienes que hacer es ir por ellas.



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