13 Dec
13Dec

Por: Diana García

La vida es un viaje, algo así, como un mágico mundo, lleno de distintos matices y entre esos matices puede que nuestro camino cambie, a veces tan de pronto y pareciese que sin vuelta atrás; se supondría que la infancia debería ser, una de las etapas más bellas de este viaje, pero por desgracia para algunas personas pareciese que fuese la misma muerte o bien un lugar al cual jamás quisieran regresar, porque cada vez que lo recuerdan parece que algo dentro de sí, se desmorona cada día más.

Son las experiencias las que conforman nuestras vidas, las buenas experiencias nos nutren, alientan, motivan o por lo menos nos hacen sentir que valemos mucho; las experiencias malas son todo lo opuesto, empiezan a marcarnos de dolor y sufrimiento, parecen interminables y nos cuestionan el valor de la vida, esas heridas nunca cierran del todo y se quedan en nosotros  como “Cicatrices emocionales”, que pareciese que pudiéramos ver  y las tomamos como acompañantes del camino (Nos aferramos  a recordarlas) o hasta en otra ocasiones, nos parece que los otros pueden notarlas y puede que comprendan cuánto hemos sufrido y  ser compasivos “Nadie nota lo que no externas, como ellos adivinaran que te pueden herir”.

Constantemente vivimos situaciones o hechos que parecieran no acabar, como si la vida nos mandara más y más dolor ¿Pero esto será cierto?, no, no lo es, somos nosotros los que provocamos esa situaciones, a veces sucede algo así como, ¿Seguro que le voy a caer mal a alguien? y pareciera que se cumple, la realidad es que somos lo que “Pensamos”, porque si pensamos que le caeremos mal, nos sentimos mal y sin querer hacemos algo mal, que la otra persona puede percibir y puede suceder que se cumpla, pero más bien es parte del proceso que se llama en la terapia cognitivo conductual “Pensar mal, sentirse mal, actuar mal” y de igual manera nos enojamos con el mundo como si no entendiesen que la vida nos ha herido, ¿Pero por qué deben de compadecerse?, recuerda que los problemas son de uno y no por ello los demás tiene la obligación de entender lo que no han vivido.

Entre más vamos creciendo pareciese que estas marcas también lo hicieran en vez de aminorar, “El error de creer, es creer que el tiempo lo cura todo”, el tiempo no cura lo que no sabe que debe curar, “Eres tú quien debes ayudarte  a hacerlo, entre más lo postergues y no sanes, más tiempo vas a tardar en cerrar”. Las cicatrices emocionales al igual que los problemas no resueltos, no aminoran, sino más bien se agravan, “Al dolor se le puede tomar como un arma para salir adelante y decir NO”, o “Como herida que mate poco a poco, lo mejor de ti”.

Te preguntas ¿Por qué parece que el amor no es para ti?, pero sucede que “El amor que llevas es el dolor que niegas”, según tú,  piensas que demuestras el amor y aun así todos te hieren, pero más bien resulta ser,  que ese dolor que niegas no te permite vivir plenamente, te lleva a usar máscaras para no dejarte ver y esto no te permite la autenticidad (Cualidad básica para que alguien te ame) y por supuesto que es razonable que pongamos barreras para no dejar salir nuestro verdadero yo, para no sentir más dolor que nos hiera. El problema es que no te permites vivir “Tú”, te hieres a “Ti” y solo es tu vida la que no logra poder vivir todo aquello bello que te mereces, porque te anclas “A lo que pasó” y no enfrentas tu dolor y entonces y te preguntas ¿Qué puedo hacer?.


Pasos para “Sanar mis heridas (Cicatrices) emocionales”


1.-Lo fundamental es Aceptarse herido: A veces creemos que haciendo como que no pasa nada, entonces logramos que todo esté bien y como que no existiera, pero no es cierto “No aceptar, es no avanzar”, es herirse aún más, es anclarse a algo “Disfuncional”; lo contrario te ayudará a “Dejar ir”, si alguien te hizo mucho daño no importa en qué etapa de la vida fue, o bien nunca sentiste aceptación de tus padres o te sentiste desplazado o utilizado por ellos u otros te humillaron, te traicionaron, te abandonaron o fueron injustos contigo; “Tu rencor no hiere a los otros”, por eso mejor envía a ellos “Tu perdón”, eso te libera a ti, de un círculo que se cumple tantas veces como no avances y por tanto te limita  a ti y no a quien te lastimó, si pudiera ser al revés por lo menos tu dolor o sentimiento hacia aquellos daría frutos aunque fuesen negativos, pero la verdad es que no es cierto, eres el único(a) que sufrirá las consecuencias.


Comprende que tienes una “Necesidad" y que te mereces algo distinto a lo que te dieron, por tanto, te “Debes permitir” hacer lo mejor para ti, deja que “Lo mejor entre a tu vida”, “Te lo mereces”, aceptar es “Mirar con otros ojos lo sucedido y decirme… yo no me merezco dolor, me merezco amor y felicidad”, y entonces atraerás del universo una fuerza beneficiosa y positiva hacia "Ti", (Recuerda que somos energía, ¿Qué tipo de energía, quieres atraer hacia ti?). Cambiar tu chip no es fácil, pero poniéndolo en práctica te darás cuenta, que el “Dolor solo lastima a quien lo siente y no a quien lo provoca”, ¿Por qué entonces te permites sufrirlo tú? y no quien debería. “Detente y recapacita”, toma conciencia de lo que sucede si sigues fomentando ese dolor en ti, recuerda que aceptar es parte fundamental y el gran paso para “Cambiar, evolucionar y ser mejor”, ¡basta ya de huir y no enfrentar!, recuerda que haciendo esto “Acrecientas tu dolor y te destruyes más”.


2.-Reconoce “Tu dolor solo te hiere a ti”: Date un momento para analizar cómo es que aquellas cosas que no se resuelven en tu vida, te han provocado que no logres vivir en plenitud y armonía, preguntarte ¿Cómo te has apegado a tus heridas? y ¿Cómo hacerlo así, te destruye a ti?, algunas personas, se estancan en reprochar o vuelven una forma de vida “El recordar al otro lo que le hizo”, puede que hieras a esa persona también, por algún tiempo, ¿Pero sabes?, aun así ellos siguen su vida, algunos otros aceptan el “Círculo del reproche” y se siguen hiriendo mutuamente, pero no olvides que solo “A ti te hieres más y profundamente”, te desmantelas y desgastas y no te lo mereces.


¡Ahí te te va! Se necesitan tres ingredientes para “Decir basta”: voluntad, expectativas y sobre todo decisión de decir “Basta", ¡No me lo merezco, yo florezco, no me destruyo!. Deja de pedir a otros que llenen tus vacíos, pues seguirás lleno de vacío, ya que la única persona que los puede llenar “Eres tú”. Recuerda que tus cicatrices son solo “Tuyas” y de nadie más,  entonces pregúntate ¿Qué necesidad tienes de cargarlas?, ¿Qué cambiaría si dejaras de cargarlas y las soltaras?, no olvides preguntártelo, te aseguro te sorprenderán tus respuestas.


3.-No “Juzgarme, ni criticarme”: Mucho de ese dolor que llevan nuestras cicatrices lo fomentamos nosotros mismos, nadie más, en ocasiones nos anclamos a herirnos, nos menospreciamos porque otros no vivieron lo que nosotros, criticamos fuertemente lo que debió pasar, lo que no debió, como si hubiéramos podido cambiar a las situaciones, pero la realidad, es que no era así no podíamos, “Pero hoy sí podemos”. Nos sentimos impotentes y dolidos por esa rabia y furia y por tanto nos hundimos más en el desconsuelo, la clave está en aprender a mirar hacia adelante y no hacia atrás y entonces nos daremos cuenta, “Que el pasado, aunque nos aferremos no vuelve, pero el presente que hoy desperdiciamos, tampoco vuelve”, entonces te preguntarás ¿Qué me queda?, “Vivir en el aquí y ahora”, en el presente, en el hoy.




Perdónate Tú, porque ese rencor y dolor no es tuyo”




4.-Darte permiso de “Externa al otro lo que hirió”: Es válido y por supuesto que debes hacerlo, pero ojo, “No quedarte en el reproche”, ya que se vuelve un vicio, porque cuando algo te hiere piensas que es mejor, si también le hiere  al otro o al menos esos creemos, que “Que acompañado duele menos, sin embargo eso no cambia las cosas que hoy haces mal, ni tampoco tiene que ser tu solución o justificación para no aceptar tus errores”, porque al final es un autoengaño y eso no te hará  bien, ya que lo puedes volver un vicio que termina siendo un maleficio en tu vida.


5.- Abraza a tu niño Interior: Cuando crecemos nos olvidamos de nuestro acompañante continuo, aquel niño que un día fuimos, pero sabes él también está herido, también se merece un abrazo que haga “Que todas sus partes rotas, se vuelvan  pegar”, funciona y lo sana, decirle:




“Yo, sí te quiero, yo sí estoy contigo, yo sí te cuido, yo no te haré daño, yo sé cómo sufriste, yo sé lo que te dolió, yo entiendo también tus heridas, yo quiero que seas feliz, yo haré que sea así (Decretas)…yo te abrazo hoy y jamás nunca te volverás a sentir herido, ni lastimado, yo haré que tus días sean felices y mejores… así será”.



De cierta manera lo liberas, lo nutres, le quitas el dolor, pero a su vez le das todo aquello que necesitaba y a su vez entonces, si él sana, ¿Tú quién crees que entonces ahora sanará?, sí, exactamente “Tú”.

6.-Es hora de aceptar mis heridas: Acepto que fui herido(a) y estoy herido(a), acepto que necesito apoyo, acepto que me lastimaron, acepto que me duele, que no me deja vivir en paz,  acepto que no me he permitido ser yo, que me he escondido y camuflajeado tantas veces para  no sentir ese dolor “Pero ha crecido aún más”, acepto, que estas cicatrices y heridas son mías, pero también “Acepto, que esto acabe hoy” (Decreto).


Ahora lo siguiente es “Soltar” esa heridas, que también te trajeron enseñanzas ¿Cuáles fueron?, negativas quizás,  que te tenías que esconder (Barrera de protección, para no ser herido) , positivas puede que ahora yo soy consciente de ese dolor y no permitiré  ni lo trasmitiré a otros; porque “No quiero que nadie más sienta, lo que yo sentí, ni sufra como sufrí” (Me hago consciente y no quiero herir), cierro ese “Círculo de repetición”, no me permitiré repetir el mismo patrón, hoy yo rompo “Ese círculo, me libero a mí y a todos aquellos que amo y he hecho daño, con mi propio dolor”.


7.- Perdona: El perdonar no significa que liberas al otro de su culpa, pero sí te liberas a ti de lo que no te pertenece, “Cada quién sabe lo que hizo, y a cada quién le llega su momento”, lo que te corresponde a ti entonces es dejar ir ese rencor que no te permite avanzar y ser tú mismo(a); no es fácil pero una vez que lo aceptas has dado ya el paso más importante a seguir, “Perdonar es liberarte y sanar” el inicio de muchas cosa buenas que te mereces y es hora de vivir.


8.-Escribe: Todas aquellas cosas que te hieren, has un lista enorme de ellas, una vez que acabes, rómpela con todas tus fuerzas, mientras te repites “Ya no viven más en mí, aquí se va” (Te ayuda sacar ese dolor y te libera de ellas).


9.-Date permiso: De seguir adelante, de encontrarte, de ser “Auténtico”, date permiso de seguir sin cadenas invisibles colgando de tus pies que no te dejan ser ni avanzar, date permiso de continuar y no aferrarte a “Aquello que no te alimente y te aliente a ser mejor persona para ti”.


10.- Analiza, piensa y realiza: Analiza los pros de dejar ir todo aquello que no te conviene, haz una lista y pégala en tu espejo (Para recordarte, que te mereces ser feliz y lo tengas presente), piensa en positivo y la vida te devolverá lo mismo, aun cuando te sucedan cosas malas, aprende  de ellas y velas como una oportunidad o forma de crecimiento y  no como o un castigo (Sácate ese chip negativo), “Todo está en lo que creemos de las cosas y no en realidad en cómo pasan las cosas”.

Es hora de realizar cada paso una y otra vez y si algunas vez vuelves a lo mismo, pues “Vuelve empezar”, recuerda que el nuevo “Tú”, que formes por supuesto que sigue teniendo aun un poco del chip antiguo, así que trátalo  como a un ”Cassette", cada vez que resurja tu anterior, recuerda que está dañado y rayado, por lo cual necesitas volverlo a grabar y repite sólo lo que tu nuevo yo quiere escuchar y debe escuchar para “Sanar y fluir”.


Recuerda no es fácil soltar, porque es lo conocido y fue lo que hiciste mucho tiempo, pero también no te permitas olvidar una y otra vez, “Que no te mereces eso, sino algo mucho mejor”, permite vivir, porque el pasado por más que lo recuerdes, no lograrás traerlo de nuevo y no olvides, el que le recuerdes a los otros lo que te lastimaron, no aminorará tu carga ni tu dolor, si lo vuelves un vicio que no superas  caes en el peligro de que esa energía negativa, se revierta el doble a tu vida y no a la vida del que te hirió, así que cuidado, “Ámate, cuídate y sobre todo recuérdate, que te mereces lo mejor”.





Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO